Naty Abascal es una de las modelos de alta costura más importantes de España. Musa de grandes diseñadores que han sido aplaudidos en las pasarelas más importantes de Europa. Más allá de esa imagen de perfección, ella abrió su corazón y se mostró tal cual es en una entrevista con Vanity Fair.
La modelo tomó la entrevista por dónde todo comenzó cuando crecía en Sevilla en una familia acomodada y numerosa. “Éramos ocho chicos y tres chicas. Tuve la mejor madre del mundo. La recuerdo maravillosa hasta embarazada", rememoró Naty Abascal consultada por la prestigiosa publicación.
"Te despertaban por la mañana: ‘Ve a ver a tu mamá, que has tenido un hermanito’. Y tú pensabas: ‘Otro hermanito’, e ibas a verla; ella estaba en una cama fabulosa, con encajes, lazos, almohadones por todos lados, y la cuna al lado: ‘Mira qué bebé tan mono’, te decían, y pensabas: ‘Otro niño”. También de su vida, aparentemente perfecta, pero con baches, sobre todo a finales de los años 80", aseguró antes de recordar su fallido matrimonio con un mediático divorcio. Su matrimonio hacía aguas.
“Cuando me separé, tenía que ocuparme de mis hijos, después también he tenido que trabajar. A mi vida personal la verdad no le he dedicado mucho tiempo porque he trabajado mucho, pero es que, por una razón o por otra, he tenido que hacerlo”, insiste Naty Abascal, que nunca ha vuelta a casarse tras finalizar su vínculo con Rafael Medina y Fernández de Córdoba.
A pesar de que los años pasaron, Naty Abascal sigue refiriéndose a Rafael como su marido. La modelo de alta costura mostró un lado poco conocido de su vida durante la entrevista para dar cuenta de que además de trabajar casi 14 horas, puede estar en una reunión con amigos para disfrutar un buen momento.