Risto Mejide ha generado un espacio donde los protagonistas pueden sincerarse de absolutamente todo en “Chester”, el programa que está generando un gran impacto. El último protagonista que pasó por el 'show' fue Máximo Huerta, quien se animó a contar parte de su infancia.
Más allá de haber llegado a ciertos lugares de privilegio, Máximo Huerta no ha tenido una infancia fácil. Ha colocado a su madre por encima de todo, asegurando que es la persona más importante de su vida, pero en el caso de su padre el vínculo no fue para nada idílico.
“No hablábamos. Tuve que entender que sus 'te quiero' eran un ‘mira el aceite del coche’ o 'tienes una luz que no va' con tono grave. Sé que me quiso, pero nunca me lo dijo. Era un hombre complicado porque seguramente no había recibido cariño”, comentó Máximo Huerta en primera instancia.
"Sé que me quiso, pero nunca me lo dijo".
Luego agregó: “Mi madre me mandaba a buscarlo al bar. Unas veces me mandaba a casa, y otras volvía conmigo. Llegaba ya mal a casa cuando tenía 30 años. Era un caballo desbocado, sin jinete, que hacía lo que quería y mandaba él. Recuerdo el ruido de sus llaves, pero no por el ruido, sino por el silencio que provocaba”, explicó el exministro de cultura.
“Me quedé en paz”
Finalmente, su padre en los últimos años padeció una dolencia, y Máximo Huerta recordó un hecho donde él le recriminó que no pudiese subir unos escalones de la playa, a lo que llegó un pedido de perdón lleno de significado por parte de su progenitor. “Fue como un perdón por toda la vida. Como con carácter retroactivo. Fue de verdad. Me quedé en paz”, cerró.