La dieta basada en plantas se ha erigido como una elección alimentaria que beneficia tanto al individuo como al planeta. Esta alternativa, que se centra en frutas, legumbres, cereales y frutos secos, excluyendo carne, lácteos y pescado, se ha convertido en un pilar de aquellos que persiguen la salud, el bienestar animal y la conciencia medioambiental.
No obstante, es importante destacar que no todas las personas que optan por esta alimentación se adhieren al veganismo, que va más allá de la dieta y abarca una filosofía moral fundamentada en los derechos de los animales, excluyendo por completo los productos de origen animal.
Un estudio realizado por la Universidad de Oxford subraya que las personas que adoptan una dieta sin carne contribuyen un 75% menos a las emisiones de gases de efecto invernadero en comparación con aquellos que consumen carne a diario.
Además, seguir una dieta con menos carne, vegetariana o pescetariana, resulta considerablemente más amigable con la tierra, el agua y la biodiversidad en comparación con una alimentación rica en carne.
La opción más saludable.
Las impactantes cifras revelan que la producción de carne y lácteos, especialmente de ganado, emite tanto dióxido de carbono al año como la suma de emisiones de todos los automóviles, camiones, aviones y barcos en funcionamiento.
Más datos claves
Reducir el consumo de carne y lácteos puede tener un impacto significativo en la lucha contra el cambio climático y la conservación de nuestros recursos naturales.