La investigación, llevada a cabo por la Universidad de Navarra en colaboración con los doctores Jesús Díaz y Gonzalo Barón, ha confirmado la influencia positiva de una breve siesta en la salud cardiovascular. Esta práctica, que es tan común en España, demuestra ser beneficiosa cuando se limita a un máximo de 30 minutos al día.
El estudio reclutó a más de 20,000 participantes sin antecedentes y los siguió durante un período medio de 13.6 años. Estos individuos fueron clasificados según su duración promedio de siesta y sueño nocturno, revelando que un 29% no tomaba siestas.
De esta misma manera, el 57% descansaba al mediodía por no más de media hora, y el 14% se relajaba durante más de treinta minutos. Además, el 95% informó de un sueño nocturno de entre 6 y 8 horas diarias.
También, el doctor Jesús Díaz, líder del estudio, explicó que los resultados demostraron que aquellos que se limitaban a una siesta de hasta treinta minutos al día tenían un menor riesgo de desarrollar FA en comparación con quienes tomaban siestas más largas.
El estudio deja los detalles.
Del mismo modo, aquellos que dormían de seis a ocho horas durante la noche presentaban un menor riesgo de arritmia en comparación con aquellos que descansaban menos.
El futuro
Aunque con un tratamiento adecuado y seguimiento, el pronóstico de la FA es positivo, las complicaciones son poco frecuentes. Hasta ahora, estudios previos habían señalado la influencia de los patrones de sueño en el riesgo de arritmias, pero esta investigación es pionera al analizar específicamente el papel de la siesta en la FA.