El mercado numismático vive un nuevo resurgimiento: los coleccionistas, ávidos admiradores de piezas de alto valor simbólico o histórico, buscan por mar y tierra tesoros de antaño, y por esto mismo, algunas de estas joyas pueden alcanzar cifras astronómicas. En esta oportunidad, nos centraremos en ciertas monedas que fascinan a los aficionados.
Tal es el caso del centén segoviano: una de esas valiosas monedas que despiertan interés por su escasez. Se emitieron dos series, en 1609 y 1633, y de acuerdo con lo informado por el medio "AS", un ejemplar fue vendido en 2009 por ni más ni menos que 800.000 euros.
Las monedas de ocho escudos de Pamplona también se llevan todas las miradas en el universo de la numismática. Datan de 1652 y en 2012, según "El Economista", una pieza logró salir en subasta por poco más de 600.000 euros.
Pero, claro, no todas las monedas antiguas alcanzan precios tan elevados como los ejemplos anteriores. Sin embargo, representan, en caso de ser vendidas, interesantes ingresos para quienes decidan deshacerse de ellas. Tal es el caso de la moneda de 8 escudos Fernando VII, acuñada en 1821, cuyo precio en el mercado, según "El Cronista", rondaría los 4.200 euros.
Un caso más cercano
En tanto, las monedas de dos euros conmemorativas de Mónaco fechadas en 2015, creadas por una mezcla de níquel, zinc y cobre, pueden llegar a alcanzar un valor de hasta 3.900 euros.