En el mundo de la numismática ha monedas que destacan por sobre otras. Es el caso de las onzas de Guatemala, acuñadas entre 1794 y 1801. Estos ejemplares se han convertido en un codiciado objeto para coleccionistas, especialmente entre entusiastas de Estados Unidos y México.
Estas monedas, que varían en valor, han llegado a alcanzar cifras asombrosas, con algunas de ellas cotizándose alrededor de los 200.000 euros. La atracción hacia estas piezas radica no solo en su valor monetario, sino también en su relevancia histórica, sirviendo como un enlace tangible con el pasado de Guatemala, lo que hace especial en el mundo del coleccionismo.
Otro tesoro numismático que ha capturado la atención de coleccionistas es el cincuentín de plata, datado en el siglo XVII y originario de la casa de la moneda de Segovia. Con un precio promedio de alrededor de 50.000 euros, estas antiguas monedas han demostrado ser verdaderas joyas en el mercado.
Estas son tres de las monedas más demandadas por los coleccionistas.
En subastas selectas, ciertos ejemplares han alcanzado precios sorprendentes, llegando a ser adquiridos por hasta 200.000 euros. La historia impregnada en cada una de estas piezas añade un valor incalculable, pero no son las únicas codiciadas por los coleccionistas. Sucede que la moneda de 8 reales de México es otro caso tangible de cómo un ejemplar emerge y aumenta su demanda entre los aficionados a la numismática.
Valoradas
En subastas especializadas, estas monedas han alcanzado valores cercanos a los 60.000 euros, atrayendo la atención de coleccionistas y amantes de la historia por igual. La singularidad de estas monedas radica en su diseño y en la historia que representan, ofreciendo a los compradores la oportunidad de poseer una parte tangible del pasado mexicano.