Hace tres años, Juan Carlos, el antiguo rey de España, tomó la decisión de alejarse del país y establecer su residencia en Abu Dabi. Desde entonces, sus visitas a España han sido escasas, pero ahora se revela que ha estado ocupado reorganizando su herencia, una tarea que ha decidido abordar desde el extranjero. Su hijo, el actual rey Felipe, está al tanto de estos cambios que perjudican a su familia.
Aunque el rey Felipe ha optado por mantenerse al margen de las decisiones testamentarias de su padre, según informes de diversas fuentes, Juan Carlos tiene la intención de simplificar su legado, reservando una parte considerable de su fortuna exclusivamente para sus hijas, las infantas Elena y Cristina. Se especula que esta cantidad económica asciende a alrededor de dos mil millones de euros, una cifra que ha captado la atención de varios medios.
El emérito ha decidido ubicar gran parte de su patrimonio en Suiza, donde su hija menor ha establecido su residencia desde hace varios años. Este país se ha convertido en el epicentro de la planificación testamentaria de Juan Carlos, quien ha optado por realizar el reparto de sus bienes en el extranjero, eludiendo así las implicaciones fiscales en España.
A pesar de que inicialmente el heredero designado era el rey Felipe VI, el actual rey ha decidido renunciar públicamente a cualquier parte de la herencia que le pudiera corresponder. Esta decisión, que también incluye a sus hijas, implica que ninguno de ellos recibirá cantidad alguna del patrimonio de Juan Carlos.
El cambio trae repercusión en la familia real.
La renuncia del rey Felipe VI a su parte en la herencia destaca su búsqueda de desvincularse económicamente de las decisiones testamentarias de su padre.
El futuro
El emérito Juan Carlos ha emprendido una significativa reestructuración de su herencia, definiendo claramente quiénes serán los beneficiarios principales.