La omnipresente sal, condimento fundamental en cocinas de todo el mundo, se enfrenta a un dilema en la actualidad: su consumo excesivo. Aunque históricamente ha sido una herramienta vital para conservar alimentos, existe una aversión actual hacia esto.
Aunque el sodio, componente principal de la sal, es esencial para funciones como la transmisión nerviosa y el equilibrio hídrico, su exceso se ha asociado con riesgos de salud.
La sal actúa como una esponja, absorbiendo líquidos y elevando la presión arterial, según la Fundación Irlandesa del Corazón. Recortar no implica renunciar al sabor. Este agregado "invisible" en alimentos procesados, que constituye entre el 70 y 80 por ciento del consumo total, nos lleva a replantearnos nuestra relación con este condimento.
En este nuevo paradigma culinario, expertos en salud y alimentación sugieren explorar el vasto mundo de condimentos y especias que no solo aportan sabor, sino que también ofrecen beneficios para la salud. Desde la cúrcuma hasta el orégano, las opciones son abundantes y permiten disfrutar de una experiencia gastronómica plena sin comprometer la salud cardiovascular.
Una manera de cuidar la salud.
Los alimentos procesados suelen ocultar la cantidad real de sal, y las etiquetas proporcionan información vital para tomar decisiones informadas.
Más alternativas
Entre lo mejor está mezclar las especias de las dietas mediterráneas, el pimentón entre otros tantos, como también el cardamomo. Puede servir el perejil o el cilantro como otra alternativa ideal.