Los billetes de antaño suelen cotizar muy alto en el universo coleccionista. No todos los ejemplares poseen un auténtico valor histórico o simbólico, sin embargo, existen algunos especímenes que, de ser vendidos, pueden generar altísimos rendimientos económicos.
Tal es el caso de los billetes de 1.000 dólares impresos por el Tesoro de Estados Unidos en 1891. Se lanzaron 1.500 ejemplares, pero jamás entraron en circulación; en cambio, fueron utilizados por entidades bancarias. Esta cuestión, sugiere "Perfil", los convirtió en joyas numismáticas.
De hecho, uno de estos billetes, que enseñan en uno de sus lados el rostro del político norteamericano William L. Marcy, ingresó hace ya varios años al Museo Smithsoniano de Washington; mientras que otra pieza fue subastada primeramente en 1985, siendo comprada por 25.000 dólares.
Su valor seguiría creciendo a lo largo de los años. La mencionada publicación, citando al especialista en la materia Peter Treglia, indicó en 1992 se vendió por 150.000 dólares y que, en 2013, salió por la friolera suma de 2,6 millones de dólares.
Walton Liberty Head Nickel
Las viejas monedas estadounidenses, al igual que los billetes, también pueden valer fortunas en el mercado coleccionista. "El Cronista", sin ir más lejos, menciona la moneda de cinco centavos de 1913, conocida como Walton Liberty Head Nickel. Existen solo cinco ejemplares y el año último uno de ellos fue comprado por 4,2 millones de dólares.