Rafa Nadal aprendió mucho de su tío Toni, quien lo ayudó a entender lo que era la disciplina. Juntos han vivido triunfos y derrotas, pero han sabido superar el devenir la vida con entereza. Toni fue entrenador del tenista hasta 2017 y ahora todos los reclaman. “La Razón” ha tenido una conversación con él donde se ha sincerado sobre muchos aspectos de la vida de Rafa y su punto de vista acerca de la disciplina en el juego. “Tuve la suerte de entrenar a un gran jugador, que aplicó lo que le enseñé. Él hizo que, al cabo de unos años de mucho esfuerzo, consiguiese lo que siempre anhelé: que alguien entrenado por mí llegase a algo importante. Ese jugador que llegaba al número uno era, además, mi sobrino”, explicó el preparador físico.
“Triunfar significa que has hecho todo cuanto estaba en tu mano por conseguir aquello que anhelabas. Si no fuese así, solo Bill Gates, Benzema o Rafa Nadal triunfarían. La satisfacción personal es la mayor recompensa que nos puede llegar, independientemente de los trofeos. Cuando llegaba a la pista, siempre le decía que, sobre todo, buena cara”, recordó Toni Nadal, alentando a quienes tienen sueños por cumplir a no rendirse.
Toni Nadal habla sobre la exigencia
El tío de Rafa Nadal insistió en la importancia de la exigencia para lograr resultados asombrosos. “Llegar hasta aquí ha sido duro y yo fui exigente. La lógica te lleva a trabajar más si quieres mejorar. No vale estancarse en el título. En cualquier estadística de campeones se aprecia quién consiguió continuar como buen jugador. Yo le mostré a Rafa la probabilidad de llegar a ser uno de los mejores y le transmití confianza para avanzar”, acotó.
"Quería lo mejor para él".
En algunas instancias, trabajar con familiares puede ser contraproducente, pero, según explicó Toni, eso no sucedió en su caso. “Siempre me he permitido decirle lo que no quería escuchar e impulsarle a seguir intentándolo cuando otros habrían abandonado. Lo fácil es halagar. Fui duro por la gran estima que sentía hacia Rafa Nadal. Quería lo mejor para él. Tenía muy claro el objetivo y confiaba en él, pero sabía que tenía que prepararle para la dificultad. Incluso cuando ganaba, aún quedaba mucho por avanzar. Él asumió esa autoexigencia como algo propio y le ayudó”, argumentó.
“Me han quedado muchas cosas, pero destacaría su buen talante y su disposición. Admiro esa capacidad de ser un gran campeón y al mismo tiempo un tipo normal”, resaltó.