Rocío Flores se ha ganado en los últimos años tantos admiradores como críticos. Los que la quieren rescatan su honesta impronta. Los que la detestan señalan su superficialidad y consideran que, en cambio de acudir tanto al esteticista, debería enmendar los baches que presenta su familia.
Lo cierto es que a Rocío Flores le dañan los comentarios malintencionados que suele recibir en la esfera social. Son muchos los que la critican por el uso desmedido de filtros al momento de publicar fotografías suyas en Instagram y aún más son los que recurren a golpes bajos, léanse recordatorios sobre Rociito o escandaletes protagonizados por Antonio David.
La 'influencer' ha derramado una y mil lágrimas por lo que ha vivido y aún vive con sus consanguíneos. Desde hace años que no ve a su madre, quien prefiere mantenerse alejada de la joven. Sin duda, un duro rechazo al cual hacerle frente. Sin embargo, la nieta de 'La Jurado' siempre logra levantar cabeza.
"Resiliencia": esta ha sido la palabra que escogió para contestarle a todos esos detractores que preferirían verla hecha trizas. No piensa hacerles el favor, de eso hay certeza. Seria, decidida, confrontativa. La imagen que utilizó para ilustrar su actual espíritu habla más que mil palabras.
"Resiliencia".
Su vida sentimental corre sobre ruedas
Desde hace más de seis años que Rocío Flores está de novia con Manuel Bedmar y, pese a la ya cancelada separación que afrontaron el año pasado, la parejita ha dejado en claro en las últimas horas que las cosas entre ellos no podrían ir mejor.
Este miércoles cenaron en el lujoso restaurante de Málaga El Columpio y la que fuera colaboradora de Mediaset se sintió muy cuidada por su chico. "Manuel me ha organizado una cena romántica", celebró con sus allegados, admiradores y enemigos.