Rocío Flores ha vuelto a visitar su clínica estética de cabecera y, ante sus fieles admiradores, la 'influencer' ha desvelado que se ha colocado bótox en la frente y que se ha rellenado las líneas lindantes a la boca. Ella está feliz por el retoque; sin embargo, sus fieles detractores han vuelto a sentarla en el banquillo de los acusados.
Harta por las críticas, la siempre polémica Rocío Flores se ha expresado desde su perfil personal de Instagram de cara a quienes la señalan de manera negativa. Desveló que suelen ser "todas mujeres" las que le envían mensajes cargados de odio contra su persona y sus reiteradas concurrencias al esteticista.
En primera medida, les avisó a sus enemigos virtuales que tienen "muchísima desinformación" ya que "yo no me hice nada raro en la cara". Así, minimizó al máximo esas "tres gotitas" de bótox que le han colocado en la frente. "Me asombra tener que estar justificándome de lo que me hago o dejo de hacerme", enfatizó con severidad.
Trascendió que su última visita a la clínica estética habría costado 800 euros.
Acto seguido, la hija de Antonio David Flores explicó que también le han puesto vitaminas que le aportan "luminosidad" al rostro. "Cada vez que he decidido hacerme algo en la cara o en el cuerpo, he tenido la suerte de haber ido a clínicas donde me han transmitido toda la confianza del mundo, porque, si no, no me habría hecho nada", se justificó Rocío Flores.
Una 'influencer' que no baja cabeza
"A las personas amargadas que se dedican a juzgar las vidas de los demás, mírense en el espejito antes", complementó tan directa como de costumbre. Para cerrar su testimonio, Rocío Flores replicó una de sus últimas publicaciones en redes que reza: "Resiliencia".