Mario Vargas Llosa e Isabel Preysler dejaron de piedra a toda España cuando “¡HOLA!” comunicó que ya eran pareja, una decisión que paralizó España. Después de 8 años juntos, el amor se había terminado entre dos figuras que parecían haber encontrado a su otra mitad. Y es que el romance entre Mario e Isabel parecía de película. Hicieron oficial su noviazgo en 2015, pero se conocieron mucho antes, concretamente en los años 80, cuando ambos tenían pareja. Vargas Llosa estaba casado con Patricia Vargas Llosa y Preysler estaba a punto de pasar por el altar con Miguel Boyer.
Se dice Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa enseguida sintieron algo el uno por el otro, pero decidieron que no era el momento. Fueron amigos durante un largo tiempo. En 1985, “La reina de corazones” había terminado su idilio de amor con Carlos Falcó y acababa de comenzar su vida junto a Miguel Boyer.
Aunque le llamara la atención el escritor, estaba enamorada de su pareja. Mario se hizo amigo de ambos. Isabel le hizo una entrevista a Mario en 1986 para la revista “¡HOLA!”. Isabel se fue a Estados Unidos, donde trabajaba Mario como profesor invitado en la Universidad de Princeton.
Ese primer encuentro se dio hace más de 40 años. En verano de ese año, ambos matrimonios coincidieron en Marbella. Desde el principio de su amistad, la prensa los vinculó. Isabel Preysler siempre negó haber tenido algo con Vargas Llosa, descartando los comentarios malintencionados. Miguel Boyer se fue de este mundo en 2014. Para aquel entonces, Mario y Patricia hacían vidas separadas, según registra “Mujer hoy”.
Una historia de amor que se hizo esperar
Habiendo cambiado tanto las cosas, Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa pudieron concretar ese vínculo que nunca antes se había podido dar.
Al principio fue algo secreto, pero después vinieron las filtraciones y fueron coronados como una de las parejas más sólidas del panorama nacional durante años.
Un paparazzi los encontró en la terraza de la casa de Enrique Iglesias, en Miami y en junio de 2015 aparecieron nuevas fotografías en un restaurante de Madrid.
Idilio aparentemente eterno.
Fueron felices, pero su historia terminó y ahora se ha visto empañada por el rencor, algo que nunca se hubieran imaginado cuando vivían un idilio aparentemente eterno.