Pablo Motos recibió anoche a Esther Cañadas en "El hormiguero" y, muy relajada, la modelo recordó cómo se alzó a la fama internacional. Partió recordando que no se hizo conocida de la noche a la mañana. "Pasaron unos cuatro o cinco años", admitió de entrada.
Ante un muy atento Pablo Motos, la top recordó que cada año que pasaba sin éxito se planteaba abandonar la carrera de modelaje. Sin embargo, una voz interna le decía que siguiera. Lo cierto es que, por ese entonces, curraba poco y ganaba aún menos. Solía comer arroz blanco con tal de no gastar el dinero que no tenía.
Un trabajo de Nueva York, sin embargo, lo cambió todo. Para su sorpresa, ni bien aterrizada en la Gran Manzana, los que la contrataron para hacer un 'booking' la fueron a buscar en limusina y le regalaron todas las flores habidas y por haber. La trataron como a una auténtica diva. "No entendía nada de lo que estaba pasando", reconoció en "El hormiguero".
Cañadas nació en Albacetes, tiene 45 años y mide 1,78. Fue a los 15 cuando comenzó a probar suerte en el mundo del modelaje. Además, ha actuado en películas como "The Thomas Crown Affair", de 1999; "Torrente 2", de 2001; y "Trileros", de 2003.
Lo cierto es que aún no comprende del todo por qué Nueva York se enamoró de ella. Y eso que Esther no tenía muchas ganas de viajar a la ciudad de Wall Street. Los agentes de modelos perdieron la cabeza por su 'look' tan natural, fresco y, al mismo tiempo, amenazante. Todos la querían tener entre sus filas. "Recibía tarjetas por debajo de la puerta de la habitación de hotel por la madrugada incluso", destacó.
Así las cosas, la invitada del carismático Pablo Motos comenzó a concertar cita tras cita con tal de dar con la mejor agencia. Su objetivo era desfilar en la New York Fashion Week. Pero solo faltaban tres días para el evento y, con el fin de participar del mismo, las modelos deben hacer pruebas con tres meses de antelación. Eso no detuvo a Cañadas.
Se comió el mundo, y aún lo hace
Para su suerte, dio con un representante que le prometió que le conseguiría tres entrevistas con diseñadores y que ellos terminarían de decidir si la contrataban o no para sus desfiles. La suerte estuvo de su lado. "Hice los 'castings' y conseguí todos los desfiles y al tercer día estaba firmando autógrafos en las calles de Nueva York", completó entre aplausos, incluidos los de Pablo Motos.