El mundo del coleccionismo retro ha experimentado una auténtica locura en España, elevando los precios de algunas consolas y juegos de Game Boy a cifras impresionantes. A medida que pasa el tiempo desde el lanzamiento de una consola y sus juegos, el coleccionismo en torno a ellos se intensifica, convirtiéndose en una afición cada vez más inaccesible para muchos.
Las nuevas tendencias en el mercado del coleccionismo, han llevado las reventas de consolas y juegos de Game Boy a alcanzar precios verdaderamente altos, según detalla el sitio “Hobby consolas”. En este sentido, esta nueva inclinación se presenta como una verdadera oportunidad para quienes dispongan de dinero y estén pensando una inversión en el corto plazo ante los coleccionistas.
Sucede que en plataformas como eBay, se pueden encontrar consolas por 4.000 euros, aunque su valor puede llegar a superar los 5.500 euros en algunos casos. Esta alta demanda hace que un artículo suba de valor en poco tiempo. De esta manera, podrías comprar una consola y al poco tiempo seguramente hasta podrías revenderla a un costo mayor al que la compraste, pese a estar usada. O mejor aún, puedes reciclar alguna consola que tengas en desuso en casa, en buen estado, que sea del interes de los coleccionistas y venderla a un muy buen precio.
La suba de precios de estas consolas y juegos ha convertido a coleccionistas en inversores.
En el ámbito de los juegos, los precios también han aumentado de manera increíble. La saga Pokémon es una de las más afectadas por esta tendencia creciente del coleccionismo. Juegos sellados como Pokémon Esmeralda, por ejemplo, alcanzan los 5300 euros, o el Need for Speed Underground 2 que se cotiza a casi 5.000 euros.
¿Oportunidad de inversión?
El crecimiento exponencial de los precios de estas consolas y juegos ha convertido a algunos coleccionistas en inversores, ya que ven en estas piezas una oportunidad de obtener ganancias a largo plazo en el mercado del coleccionismo. El valor histórico y cultural de estas reliquias del mundo de los videojuegos las convierte en piezas codiciadas, especialmente para aquellos que crecieron jugando con ellas.