El coleccionismo de sellos postales es una fascinación de larga data y en esta ocasión nos referiremos a las frioleras sumas que muchos apasionados de la filatelia podrían estar dispuestos a pagar por algunas estampillas diseñadas en Francia.
Uno de los sellos postales galos que mejor ha cotizado en el mercado es el Sello Carmín en amarillento tête bêche de 1849. Su rareza, así como su escasez, lo convierte en una pieza de lo más acechada por los aficionados a la filtaelia. De hecho, en junio 2010 se vendió un ejemplar por 190.000 dólares, reseña "Find your stamps value".
El Bistre en amarillento tête bêche es otro de los sellos postales más buscados por los coleccionistas. Al igual que el anterior, este bloque de nueve piezas de 10 céntimos fue emitido en 1849 y fue comprado en 2010 por el coleccionista Robert Sigel por nada más ni nada menos que 90.000 dólares. Sin duda, una joya filatélica que es anhelada por mar y tierra por aquellos que quieren enriquecer sus colecciones.
En tanto, el sello postal azul de 25 céntimos, conocido como Parejas tête bêche de 1850, consiguió ser vendido hace más de una década por 72.500 dólares. Usada en Francia hasta fines de 1852, la estampilla es una auténtica joya que ha logrado sumarse en la celebrada colección Ferrary. Lo cierto es que existen muchos otros sellos postales de Francia que generan gran revuelo en el universo filatélico.
Joyas galas
Tal y como consigna la publicación ya mencionada, el sello postal de Francia de Napoleón III de 10 céntimos de 1852, así como el sello de Francia de Pasteur de 1941 son dos de los timbres que iluminarían la visión de tantos coleccionistas a nivel global.