Lo que solía ser una estrecha amistad entre la reina Letizia y la infanta Cristina ha tomado un giro inesperado y ha dejado atrás un camino plagado de desencuentros y desilusiones. Lo que una vez fue un vínculo cordial entre cuñadas, ha evolucionado hacia un distanciamiento que parece irreparable.
La periodista Pilar Eyre, en su blog para la revista "Lecturas", desentraña los dos motivos que podrían haber llevado al quiebre definitivo entre la reina Letizia y la infanta Cristina. Uno de ellos reside en el estrecho vínculo que la infanta mantiene con su padre, el rey Juan Carlos, quien se ha visto envuelto en polémicas que la corona ha intentado limpiar bajo el reinado de Felipe VI. Letizia, deseando preservar una imagen más depurada de la monarquía, podría haber optado por distanciarse de todo lo enlazado con su suegro, lo que incluiría marcar distancias con su cuñada.
El hecho de que siga luciendo el anillo de bodas puede ser interpretado por algunos como un gesto provocativo, algo que choca con la percepción que la reina Letizia tiene sobre el papel de la mujer en la institución real.
Esta tensión se agudizó con el tiempo, pero en sus inicios, la amistad entre la reina y Cristina florecía, llegando incluso a calificarlas como grandes amigas. Felipe y Letizia encontraban refugio en la casa de los Urdangarin en Barcelona, donde intentaban mantener su noviazgo de forma discreta, con la complicidad de la infanta Cristina.
Un enfrentamiento.
Sin embargo, el primer desencuentro se produjo en el bautizo de Irene Urdangarin, cuando la infanta solicitó que sus suegros se hospedaran en Zarzuela, una petición que Letizia rechazó, marcando el inicio del declive en su vínculo.
El fin de todo
Todo parece terminado sobre un lazo que parece estar en su punto más crítico. La reina Letizia anhela mantenerse alejada tanto de los lazos que unen a su cuñada con su padre como de cualquier conexión con la vida de Iñaki Urdangarin.