La filatelia, el arte de coleccionar sellos postales, ha cautivado a aficionados de todo el mundo con piezas únicas que trascienden su función original como instrumentos de correo. Estos pequeños tesoros artísticos han dado lugar a un negocio millonario en constante crecimiento. Entre las joyas más codiciadas, destaca este sello postal que ha permanecido resguardado durante décadas y que, eventualmente, emerge para protagonizar subastas masivas.
En 2006, la comunidad filatélica celebró el debut público del sello postal checo más valioso después de una espera de 38 años. El acontecimiento tuvo lugar en la prestigiosa feria "Coleccionista," en el Palacio Industrial de Praga. Este excepcional sello había sido previamente exhibido en la Exposición Filatélica Mundial de 1968, también en Praga.
No obstante, tras el fin del régimen comunista, la República Checa devolvió la pieza a los descendientes del antiguo propietario del Museo Postal de Praga. Estos, a su vez, lo vendieron al renombrado filatelista checo Ludvík Pytlícek, quien aceptó una peculiar cláusula que le prohibía exhibirlo durante una década.
Guardado celosamente en una caja fuerte, el sello postal de cuatro coronas representaba una rareza filatélica invaluable. Según Pytlícek, el Estado checoslovaco independiente, surgido en 1918, emitió sellos en cantidades iniciales insuficientes, lo que le otorga aún mayor trascendencia a esta única superviviente de la serie. La particularidad que lo hace aún más valioso es la sobrecarga puesta al revés, un rasgo que lo distingue entre sus pares.
Os mostramos el tesoro.
El precio de adquisición de esta joya de sello postal se mantuvo en secreto durante años. Pytlícek, miembro del prestigioso Club Monte Carlo de l'Elité de la Philatelie, se vio forzado a vender otras piezas únicas de su colección para asegurarse este codiciado sello. Aunque nunca reveló la cifra exacta, trascendió que hace dos décadas este tesoro postal estuvo asegurado en un banco londinense por la asombrosa suma de 10 millones de coronas, equivalente a unos 330.000 euros.
El trasfondo
El sello checo de Ludvík Pytlícek es un testigo importante de la historia, un fragmento tangible de la época en que las comunicaciones eran aún más preciadas. Su aparición en el escenario filatélico despertó admiración y avivó el sueño de coleccionistas en busca de piezas únicas.