En el vertiginoso mundo de las celebridades, pocos matrimonios destacan por su pasión por los viajes como lo hacen Ana Boyer, de 34 años, y Fernando Verdasco, de 39. Después de compartir la emotiva boda de Tamara Falcó e Iñigo Onieva, la pareja ha emprendido una escapada hacia el encanto de Marbella. Acompañados por sus adorables hijos, Miguel y Mateo, de cuatro y dos años, respectivamente, disfrutan de la diversión bajo el sol y la brisa del mar Mediterráneo. Para Ana, estas tierras tienen un significado especial, ya que fueron el destino de veraneo favorito de su infancia junto a sus padres y hermanos.
Miguel y Mateo, dos chiquillos carismáticos y alegres, fruto del amor de Ana Boyer y Fernando, iluminan con su felicidad cada rincón de la familia. Los pequeños tienen un lazo especial con su abuela, la entrañable Isabel Preysler, a quien llaman cariñosamente "Lala", y también con la marquesa de Griñón, quien no solo ejerce como su madrina sino como su compañera de juegos y aventuras.
El espíritu viajero corre en sus venas, ya que están acostumbrados a acompañar a su padre, el tenista madrileño, en sus compromisos profesionales, lo que los ha llevado a explorar numerosos rincones del mundo desde temprana edad.
Aunque la residencia habitual de la familia se encuentra en Doha, a constante movilidad no es un obstáculo para que Ana Boyer, Fernando Verdasco y sus hijos compartan tiempo juntos. Los pequeños, llenos de entusiasmo, aprovechan tanto como sus progenitores cada nueva travesía.
Están felices como familia, más unidos que nunca.
Sin importar las distancias, la unión y la belleza de formar una familia sólida siempre los acompaña, y el próximo mes de diciembre celebrarán su sexto aniversario de casados, un tiempo que ambos valoran con gran satisfacción.
El amor continúa
Con la pasión por los viajes y el amor por sus hijos como cimientos, Ana Boyer y Fernando Verdasco siguen demostrando que la aventura y la familia son una combinación perfecta.