En la era digital y virtual en la que nos encontramos inmersos, las tarjetas postales parecían haber quedado en el olvido. Sin embargo, recientemente ha surgido una tendencia que ha conquistado los corazones de muchos: la colección de tarjetas postales.
A lo largo y ancho del mundo, aficionados y entusiastas de diferentes edades han encontrado en las tarjetas postales verdaderas obras de arte una forma de mantener viva la tradición y el encanto de comunicarse a través de palabras escritas y estampas visuales.
Según datos recopilados por el portal de noticias "El Correo Postal", el interés por las tarjetas postales ha aumentado en un 40 por ciento en los últimos tres años, convirtiéndo en un fenómeno digno de análisis sociocultural y también para ganar unos cuantos euros, se estima que su precio oscila a cientos de euros.
El interés por las tarjetas postales ha aumentado en un 40 por ciento en los últimos tres años.
El auge de las redes sociales y la instantaneidad de la comunicación virtual han generado una necesidad de conexión auténtica y tangible, impulsando la búsqueda de alternativas que permitan transmitir emociones y sentimientos de manera más personal. Sin embargo, las tarjetas postales se han vuelto toda una joya para el mercado de la filatelia que vale más que un email.
Una experiencia única
Los coleccionistas de tarjetas postales, conocidos como filatelistas, han encontrado en esta afición una ventana al pasado y una forma de viajar sin salir de casa. Las postales se han convertido en auténticas piezas de museo, testimoniando momentos históricos, culturales y turísticos de cada ciudad y país. "Es como tener un pedacito del mundo en tus manos", sostiene María Pérez, una apasionada coleccionista de postales con más de 500 ejemplares en su posesión.