El apasionante mundo de la numismática y el coleccionismo de monedas continúa cautivando a personas de todas partes del mundo. Cada moneda cuenta una historia y encierra un valor tanto histórico como económico, lo que las convierte en objetos de gran interés para coleccionistas e inversores.
Un ejemplo de la importancia de las monedas conmemorativas es el caso de la de dos euros de Bélgica del año 2005. Con motivo de la restauración y reapertura del icónico Atomium de Bruselas en 2006, el país decidió lanzar una tirada de seis millones de monedas con la imagen de este famoso monumento. Estas monedas conmemorativas se convirtieron en piezas codiciadas por los coleccionistas debido a su diseño único y su conexión con un evento histórico significativo.
Por su parte, Eslovenia también ha dejado su huella en el mundo de la numismática. En 2007, para celebrar el 50 aniversario de la firma del Tratado de Roma, se acuñó una edición especial de 40.000 unidades en Eslovenia. Esta tirada limitada tiene la distinción de ser la primera serie de monedas de acuñación común.
Nuestro país no se queda atrás en el ámbito de la numismática. En 2009, según revela “El País”, España decidió acuñar una tirada de 100.000 monedas con motivo de la conmemoración del aniversario de la Unión Económica y Monetaria. Esta emisión también tuvo un error, ya que las estrellas de la cara de la moneda se acuñaron a una escala superior al diseño original y se convirtieron así en objetos aún más valiosos y buscados por los coleccionistas.
Estas monedas tienen una buena cotización en el mercado de la numismática.
Importante valor
Cabe destacar que estas monedas de dos euros, por sus errores de acuñación, sus rarezas y baja cantidad de ejemplares, han adquirido un importante valor en el mercado de la numismática. Tanto es así que, en algunas subastas, han pagado hasta 2.000 euros por algunas de ellas.