El universo de la filatelia está experimentando un fervor global inusitado. Aunque parezca sorprendente, el número de entusiastas que se sumergen en la colección de sellos postales está en constante ascenso. Estos apasionados no solo se limitan a acumular sellos, sino que los escrutan minuciosamente y están dispuestos a desembolsar cifras asombrosas para incorporar una nueva adquisición a su repertorio.
No obstante, no todos los sellos postales del mundo gozan de la misma estima entre los expertos. Habitualmente, son los sellos de antigüedades, ediciones especiales o limitadas, y aquellos que presentan errores de impresión, similar al fenómeno en la numismática, los que suscitan interés y alcanzan cotizaciones desorbitadas.
Es esencial recordar que, para poner en orden una colección de sellos o para comercializarlos, es crucial clasificarlos meticulosamente. Sin embargo, existe un grupo de piezas que desafía las categorías convencionales. Estos elementos han sido bautizados por los filatélicos como "Cenicientas" o "Cenicientos".
Asombrosamente, algunos de estos sellos postales poseen un valor monetario considerable, un secreto bien guardado hasta ahora.
La pieza tiene mucho valor.
El afán de los coleccionistas por rarezas hace que estas piezas, que parecen no encajar en ninguna clasificación convencional, sean recibidas con entusiasmo. Los sellos postales "Cenicientos" son, en esencia, cualquier objeto que semeje un sello de correo.
Una pieza increíble
En el panteón de los sellos "Cenicientos" más célebres, destaca el Tánger 1950 de cinco centavos, adornado con una flor con un fondo característico. Asimismo, el Sello Ceniciento Tánger de 15 centavos, perteneciente al telégrafo español de 1950, luce la misma flor, aunque sobre un fondo burdeos.