En el fascinante universo de la numismática, las monedas antiguas no solo representan piezas de metal, sino también pedazos de la historia que despiertan el interés de coleccionistas y amantes del patrimonio.
En esta nota, te presentamos una selección de monedas únicas que han capturado la atención en el mercado coleccionista. Una joya numismática que nos transporta a la Argentina del siglo XIX es la Moneda de La Rioja, acuñada en 1842. Esta moneda de oro de 6,75 gramos y 23 mm de diámetro es un testimonio de la historia de aquel entonces.
Con dos escudos en su anverso y la imponente figura de Juan Manuel de Rosas, líder de la Confederación Argentina, esta moneda es un vívido recordatorio de esa era. En el reverso, un escudo con banderas completa la composición. En el mercado coleccionista, esta pieza única se valora en 1.300 euros.
Por su parte, el Dólar Morgan, que circuló de 1878 a 1904 y resurgió en 1921, es un tesoro numismático estadounidense. Lleva el nombre de su diseñador, George T. Morgan, un grabador asistente de la Casa de Moneda de los Estados Unidos. Con su icónica imagen y detalles meticulosos, estas monedas se han convertido en un emblema llegando a valer 1.000 euros en el mundo del coleccionismo.
Se trata de tres de las monedas más reclamadas por los coleccionistas.
Moneda de Enrique II
Proveniente del reinado de Enrique II de Francia en el siglo XVI, estas monedas de oro son una reliquia del Renacimiento. Acuñada en un período y en áreas limitadas, esta pieza lleva consigo la elegancia y la majestuosidad de la época. Con un peso de 3,65 gramos, esta moneda es un testimonio tangible de la historia y el arte de esa era. Su valor en el mercado coleccionista se sitúa en torno a los 5.000 euros.