En el vasto universo de la numismática, las monedas españolas han dejado huella a lo largo de la historia. Entre ellas, destacan tres pesetas en particular, no solo por su valor económico, sino también por las historias que encierran y el legado que representan.
Estas monedas han capturado la atención de coleccionistas y aficionados por décadas, y su valor va más allá de su mero poder adquisitivo. En primer lugar, se encuentran las icónicas pesetas “de las uvas” de 1937: la precursora del dinero fiduciario en España.
Tal como detalla el portal "Business Insider", en el anverso de esta moneda se puede observar una figura juvenil con cabello largo, mientras que el reverso presenta una vid, una hoja de parra y un racimo de uvas, que le dio su sobrenombre característico. Aunque no ostenta el título de la moneda de una peseta más valiosa, ha alcanzado precios de venta de hasta 10 euros en el mercado de coleccionistas.
Se trata de las monedas de pesetas más valiosas del mercado.
Por otro lado, en 1944, vio la luz una de las pesetas con un valor especial. Fabricadas en aluminio cobre, estas monedas de pesetas fueron las primeras en omitir la estrella del caudillo, simbolizando un cambio en la iconografía política de la época. Su valor actual en el mercado del coleccionismo puede ascender a los 1.100 euros, dependiendo de su estado de conservación.
La joya de la corona
Finalmente, entre las pesetas más notables de la historia se encuentra la moneda de 1946, que ostenta el retrato de Francisco Franco en uno de sus lados. Lo excepcional radica en su distinción respecto al busto que se adoptó en las pesetas del año siguiente, convirtiéndola en una pieza extremadamente difícil de falsificar. En el mercado coleccionista ha alcanzando un valor impresionante de 3.000 euros.