En la actualidad, profesionales de la salud mental y estudiosos investigadores reconocen cada vez más los diversos beneficios que los ejercicios físicos aportan al manejo de una amplia gama de problemas de salud mental.
Durante años, deportistas y entusiastas de los ejercicios han compartido la sensación de liberación y alivio que experimentan tras una vigorosa sesión de entrenamiento. Esta intuición ha sido reforzada por un cuerpo creciente de evidencia científica que demuestra cómo el ejercicio físico tiene un impacto positivo en el cerebro y el sistema nervioso.
La actividad física libera endorfinas, neurotransmisores que generan sensaciones de felicidad y reducen el estrés. En el contexto de la salud mental, esto se traduce en una mejora significativa en el estado de ánimo y una disminución de los síntomas.
El deporte también entra en juego como una vía de escape para aquellos que enfrentan padecimientos mentales. Las personas a menudo quedan atrapadas en un ciclo de pensamientos negativos y emociones abrumadoras.
Esta es una vía de escape para la rutina.
Además, los ejercicios junto con la instauración de rutinas saludables, no solo libera endorfinas, sino que también puede reducir la actividad de la amígdala, la región cerebral vinculada con la respuesta al estrés.
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Ya sea correr, practicar yoga o participar en clases de baile, el deporte y los ejercicios brindan un espacio donde los problemas cotidianos quedan en segundo plano, al menos por un tiempo.