Sumergirse en la historia monetaria es un pasatiempo que a menudo revela tesoros invaluables, y uno de los ejemplos más asombrosos es la moneda de 100 escudos, cariñosamente conocida como centén.
Acuñada en oro durante el reinado del monarca Felipe III, esta moneda no solo evoca el esplendor del pasado, sino que también se ha convertido en un auténtico objeto de deseo para coleccionistas e inversores.
Con una longitud majestuosa de 71 milímetros y un peso que sobrepasa los 300 gramos, la centén no pasa desapercibida en ningún sentido. Su mera presencia es testigo de una época pasada de esplendor y riqueza, capturando la esencia de la realeza en cada detalle y por ello tan codiciada en el mundo del coleccionismo.
Sin embargo, su valor es lo que realmente asombra: esta moneda no solo es una de las más valiosas en el mercado de la numismática, sino que también supera la asombrosa cifra de los dos millones de euros.
Diseño
El diseño meticulosamente elaborado de esta moneda es un testimonio del arte numismático de la época. En el anverso, el busto imponente del rey Felipe III mira hacia el horizonte, transmitiendo un sentido de autoridad y poder.
Esta es la moneda más cara de la historia.
En contraste, el reverso presenta el escudo real, un emblema que representa la identidad y la fuerza de la monarquía. Pero la elegancia no se detiene ahí; a lo largo del borde, una inscripción en latín "Philippus III Dei Gratia", que se traduce como "Felipe III por la gracia de Dios", añade un toque de devoción religiosa a esta obra maestra numismática.