Hay dos sellos postales japoneses que valen un dineral en el mundo del coleccionismo. Encierran una historia fascinante que muchos todavía no terminan de asimilar. El primero es el sello japonés de Tama 6 yo (1875). Su existencia salió a la luz porque un filatelista escandinavo lo descubrió.
Ni siquiera se dio cuenta de que estaba ante un objeto único. Llegó a él tras comprar una colección de todo el mundo de una casa de subastas. No llegó a verlos todos y esta estampilla quedó guardada entre las que quería ver después. Según registra “findyourstampsvalue.com”, quedó asombrado cuando supo que este modelo estaba entre los sellos postales más caros.
336.900 dólares (311.716 euros).
Antes de su hallazgo solo se sabía de seis copias similares. Algunos especialistas consideran a su copia una de las mejores. Su valor de catálogo es 336.900 dólares (311.716 euros). El 28 de abril de 2012 se vendió en una subasta del Jubileo de Postiljonen 200 por 124.635 (115.317 euros).
Sello de flor de cerezo de 1875 de 1 sen
De entre estos sellos postales el marrón se considera una de las grandes rarezas. Había dos variedades de este modelo grabado a mano.
El más raro tiene el octavo carácter silábico (chi) en el centro. Esta estampilla marrón apareció en las Subastas de la Dinastía. El 13 de abril de 2014, el lote adquirió un importante protagonismo en la colección de Michael Ruggiero en Hong Kong.
El ejemplar que se vendió en aquella oportunidad, uno de los sellos postales más raros del planeta, es particularmente fino, presenta una impresión bien centrada y una apariencia fresca. Con estas características, alcanzó el valor de 22.248 dólares (20.584 euros).