Jesulín de Ubrique no solo es un reconocido torero, sino que también ha hecho varias apariciones televisivas y, también, incursionó en el mundo de la música. Sin embargo, ese pasó no fue tan agradable como parecía por un dramático hecho.
Desde muy temprana edad, Jesulín de Ubrique dejó en claro su interés por el canto. Siendo un niño, sorprendió a todos sus cercanos con una voz prodigiosa y un gran talento para interpretar diferentes géneros musicales. Con el paso del tiempo, el torero fue perfeccionando su voz y participó en distintos concursos y programas de talentos televisivos en España.
“Fue idea mía”, reconoce el marido de María José Campanario. "¿Y se arrepintió? 'No es que me arrepintiera, pero ahí aprendí muy bien el refrán ese de ‘cada maestrito, con su librito’, porque ya me salí de mi dinámica y de mi profesión, y eso no se podía compaginar'”, confesó Jesulín de Ubrique en una entrevista con Bertín Osborne.
"Me salí de mi dinámica y de mi profesión, y eso no se podía compaginar”.
Además, relató el torero que esto causó que durante sus actuaciones no le prestaran mucha atención, lo que implicaba que a algunos les faltara respeto hacia él y su profesión por también dedicarse a la música. Debido a esta situación, decidió tomar una decisión radical y abandonar definitivamente el toreo.
La pérdida más grande
Jesulín de Ubrique tenía contrato con una importante discográfica y tras una reunión tuvo que pagar una multa debido a que estaba incumpliendo sus compromisos contractuales con la compañía. “Pero, ¿sabes qué te digo? Aquello fue en el 94. Todavía, en la actualidad, mi canción es la hostia”, indicó el torero.