El rey Felipe, conocido por su participación activa en diversos eventos deportivos, ha dejado una huella inolvidable en la 41 edición de la Copa del Rey Mapfre en Palma de Mallorca. Tras una intensa competición, el monarca se hizo merecedor de una merecida segunda posición a bordo del Aifos.
Sin embargo, lo que realmente destacó fue su dedicación a las labores de recogida y protección de la embarcación una vez cruzada la línea de meta. En medio de la celebración del equipo en el puerto, el rey Felipe mostró su lado más cercano y humano al entablar una bonita conversación con una pequeña niña, acompañante de una de sus compañeras de equipo.
La escena creó una conmovedora estampa mientras la tímida pequeña se refugiaba en el regazo de su cuidadora. A pesar de los vítores de "¡Viva el rey!" que resonaron alrededor, el monarca se mantuvo concentrado en las tareas finales y la protección de la embarcación.
El mejor momento del evento llegó cuando el rey Felipe se entregó personalmente el trofeo de la Copa del Rey de vela, creando un momento histórico y peculiar al premiarse a sí mismo tras el logro del primer podio en la competición.
El premio significa un gran paso para el hombre.
Además, durante la ceremonia de entrega de premios, el rey Felipe demostró su simpatía y cercanía al interactuar con los equipos femeninos y masculinos por igual, incluso dedicando momentos especiales a las dos niñas presentes en el evento.
Aplausos
El presentador destacó las condiciones poco convencionales de esta edición y el compromiso del Real Club Náutico de Palma con la vela, mientras Felipe VI cerró el evento entregando el Trofeo del Real Club Náutico de Palma y mostrando su entusiasmo por el próximo año de competición.