Los amantes de la numismática y los coleccionistas de billetes tienen motivos para celebrar, ya que dos raras joyas históricas han emergido en el mercado: el billete de 100 reales de vellón y el billete de 500 reales de vellón, ambos datados en 1862.
El billete de 100 reales de vellón, emitido el 1 de mayo de 1862, es un verdadero tesoro sin marcas ni firmas, lo que lo convierte en una pieza sin circular en un estado asombroso. Los expertos en numismática sostienen que las series de 1862 y 1866 son consideradas auténticos premios, ya que los billetes anteriores a la Primera República son extremadamente escasos en el mercado.
Según los registros históricos, tan solo se imprimieron 150.000 billetes de esta serie, lo que aumenta aún más su rareza. Un detalle curioso es que el diseño del reverso está invertido a propósito, añadiendo un toque adicional de singularidad. Dada su excepcional condición y antigüedad, se estima que su cotización en el mercado del coleccionismo alcanzaría aproximadamente los 15.000 dólares.
Por su parte, el billete de 500 reales de vellón, también datado en 1862, es otra pieza que despierta admiración por su originalidad y rareza. Al igual que su contraparte de 100 reales, estos billetes carecen de números de serie y firmas, lo que lo convierte en una auténtica rareza para los coleccionistas.
Por cualquiera de estos ejemplares, los coleccionistas pagan hasta 15.000 dólares.
Valor
El mercado valora estos billetes en alrededor de 15.000 dólares, lo que refleja la gran demanda que existe entre coleccionistas y amantes de la historia por estos tesoros del pasado. Su valor radica no solo en su antigüedad, sino también en su estado de conservación y en su capacidad para transportarnos a un momento histórico crucial.