Subastas, subastas y más subastas. Pareciera que, en los últimos tiempos, el algoritmo nos invita constantemente a sumergirnos en la fascinante historia detrás de las monedas y billetes de antaño, adquiriendo un valor exorbitante. Sin embargo, estos espacios dedicados a la compra y venta de reliquias del pasado no se limitan exclusivamente al ámbito numismático.
Diversas casas de subastas, no siempre vinculadas a la adjudicación de monedas, se especializan, por ejemplo, en poner a disposición objetos pertenecientes a las grandes estrellas del séptimo arte, de la música o el deporte. Un ejemplo destacado es la icónica guitarra que Kurt Cobain, líder de Nirvana en ese entonces, utilizó en el Unplugged de MTV en 1993. Esta pieza, en 2020, alcanzó la asombrosa cifra de seis millones de dólares, reseña "Euronews".
Otro músico que cautiva la atención de los coleccionistas melómanos es Bob Dylan. En efecto, el manuscrito de su clásico "Like a Rolling Stone" fue adquirido en 2014 por la notable suma de dos millones de dólares, según informa "Gestión". En tanto, el manuscrito de "Starman" de David Bowie se vendió hace dos años por la considerable cifra de 255.000 dólares, mientras que un guante perteneciente a Michael Jackson cambió de manos en 2009 por 350.000 dólares.
"El Mundo", por su parte, reseñó que se estimaba que una carta firmada por la actriz Marilyn Monroe, donde relataba detalles de su primera boda a los 16 años, alcanzaría los 35.000 dólares. Además, se anticipaba que un dibujo trazado por el director de cine Alfred Hitchcock saldría a subasta por unos 2.000 dólares. Las monedas y billetes viejos suelen atraer la atención de los coleccionistas, pero las reliquias de los famosos no se quedan atrás.
Los deportistas: los que más generan
En el ámbito deportivo, Sotheby's subastó en 2022 la camiseta que Michael Jordan vistió en 1998, durante sus últimos momentos en la pista, por una impresionante suma de 10,1 millones de dólares. Y, el año pasado, una pechera de Kobe Bryant se adjudicó por 5.8 millones de dólares, demostrando que los aficionados están dispuestos a pagar sumas extraordinarias no solo por monedas sino también por por poseer recuerdos auténticos de sus ídolos.
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