En el mundo del coleccionismo de monedas, siempre hay ejemplares que, con el paso del tiempo, se convierten en verdaderos tesoros. Uno de esos casos sorprendentes es el de la moneda de 5 pesetas emitida en 1996, bajo el reinado de Juan Carlos I, que ha ganado una notable atención en el mercado numismático, especialmente entre los coleccionistas más apasionados por piezas únicas.
Esta moneda no solo destaca por su valor material, sino por la historia y los símbolos que representa, convirtiéndola en un artículo de gran demanda en subastas y ferias especializadas. Lo que hace tan especial a esta moneda de 5 pesetas es su vinculación con la región de La Rioja, en el norte de España.
Fabricada en una tirada limitada, su diseño celebra dos de los emblemas arquitectónicos más importantes de la región: la Torre de la Iglesia de Santa María de Palacio en Logroño y el Pórtico del Revellín. Estas imágenes, cuidadosamente plasmadas en el anverso, no solo evocan la identidad cultural de La Rioja, sino que también reflejan el talento de la artista Begoña Castellanos García, responsable de la creación de este diseño tan emblemático y tan valorado por los coleccionistas.
La obra de Castellanos logra capturar el espíritu de La Rioja, otorgando a la moneda un carácter distintivo que resalta su valor dentro del coleccionismo. A través de estos detalles, la pieza se convierte en un símbolo tangible del patrimonio arquitectónico y cultural de la región.
Esta es una de las monedas de pesetas más codiciadas del mercado.
Un valor que sigue en ascenso
Aunque esta moneda fue emitida hace relativamente poco tiempo, su rareza y las características únicas que posee han hecho que su valor en el mercado se eleve. En los últimos años, ejemplares en buen estado de conservación han alcanzado cifras sorprendentes, con algunos lotes vendidos por hasta 5.000 euros en subastas especializadas.
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