El coleccionismo de monedas es una práctica que ha cautivado a los apasionados de la historia, la economía y el arte durante siglos. Cada moneda cuenta una historia única, ligada a eventos históricos, culturas y economías que han dejado una huella en la humanidad.
Hoy destacamos dos ejemplares excepcionales: en primer lugar la moneda de 100 pesetas de 1870 de España. Acuñada durante el período del Gobierno Provisional tras la abdicación de Isabel II, la moneda forma parte de una etapa política y social marcada por la Revolución Gloriosa de 1868, que derrocó a la monarquía isabelina y dio paso a una serie de cambios en el panorama político español.
Esta pieza destaca no solo por su valor histórico, sino también por su escasez. Originalmente, fue acuñada en una cantidad limitada, lo que la convierte en un objeto altamente codiciado por los coleccionistas. Debido a su antigüedad y a la importancia de los eventos que rodearon su emisión, su valor en el mercado de coleccionistas puede alcanzar los 250.000 euros en subastas internacionales.
Por otro lado, la moneda conocida como Onzas de Guatemala acuñada entre 1794 y 1801 representa otro hallazgo significativo para los amantes del coleccionismo de monedas, especialmente aquellos interesados en la historia colonial de América Central y las transacciones económicas durante el dominio del Imperio Español en el continente.
Ofrecen hasta 250.000 euros por una moneda de estas.
Valor
El valor de una moneda de estas varía considerablemente dependiendo de su estado de conservación y de la subasta en la que se ofrezcan. En algunos casos, el precio de una moneda Onza de Guatemala puede alcanzar los 200.000 euros o más, dependiendo de su rareza y de la demanda del mercado. El hecho de que cada ejemplar sea único también añade un componente de misterio y atractivo para los coleccionistas, lo que eleva aún más su valor.
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