En el mundo de la numismática, hay monedas que trascienden su valor nominal y se convierten en auténticas piezas de colección. En España, cuatro monedas de pesetas han cobrado un valor extraordinario en el mercado, sorprendiendo tanto a coleccionistas como a curiosos. Estas monedas, que alguna vez fueron parte del día a día, hoy pueden alcanzar precios astronómicos.
La primera de estas monedas son las de 100 pesetas de 1990, conocidas como la "peseta de la brújula". Este ejemplar puede llegar a valer hasta 1.500 euros en perfecto estado, gracias a su escasez y a su diseño atractivo. La combinación de una tirada limitada y el interés creciente por la numismática ha disparado su valor. Según el diario "El mundo", esta moneda se ha convertido en un objeto de deseo para los coleccionistas.
La primera de estas monedas son las de 100 pesetas de 1990.
Otra moneda destacada es la de 25 pesetas de 1984, que presenta la imagen de la "Puerta de Alcalá". En condiciones óptimas, puede alcanzar un precio de hasta 1.200 euros. Su diseño y la historia detrás de esta emblemática construcción madrileña han hecho que su demanda sea alta entre los coleccionistas de monedas de pesetas, como reportó “ABC” en un artículo reciente.
La peseta de 5 pesetas de 1957, conocida por su diseño de "la cabeza de Franco", también ha captado la atención. En el mercado, puede llegar a costar alrededor de 800 euros. Su valor ha aumentado debido a la nostalgia y al interés por la historia reciente de España, lo que la convierte en una pieza valiosa en el mercado de las monedas antiguas.
Otra pieza valiosa
Finalmente, la moneda de 50 pesetas de 1983, que rinde homenaje al "Cervantes", puede llegar a valer 600 euros. Su atractivo diseño y su relevancia cultural han hecho que sea muy buscada. La creciente afición por la numismática en España ha puesto de relieve la importancia de estas piezas, según un análisis de "La Vanguardia".
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