Las castañas tienen una larga lista de beneficios para la salud debido a su sabor y a sus propiedades naturales. En este punto, este fruto seco se posiciona como uno de las mejores alternativas para cuidar el peso y mantener un envejecimiento saludable para después de los 50 años.
El bajo contenido calórico y el perfil nutritivo de las castañas las destacan entre los frutos secos. A diferencia del resto, las mismas tienen menos grasas y una mayor cantidad de carbohidratos complejos, lo que les permite entregar energías de manera sostenida al consumidor.
Las castañas, cada 100 gramos, aportan un total de 209 kilocalorías al organismo. Un valor significativamente menor que al de otros frutos tales como las almendras o las nueces. Además de su bajo aporte calórico, sus componentes en fibra y nutrientes son buenas opciones para mantener una dieta balanceada.
Sus componentes en fibra y nutrientes son buenas opciones para mantener una dieta balanceada.
¿Cómo consumirlas?
A partir de los 50 años, el organismo tiene grandes desafíos en términos de salud celular. Todo gracias a las vitaminas presentes entre sus componentes. En cuanto a minerales, las castañas cuentan con potasio, magnesio, fósforo y hierro.
Después de los 50 años, las castañas pueden colaborar con todo lo vinculado a la salud celular, la circulación de la sangre y el fortalecimiento del sistema inmunológico. También combaten los radicales libres, reducen la inflamación y contribuye a la prevención de padecimientos crónicos, al mismo tiempo que favorece a una piel más saludable.
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