La reina Sofía, en un gesto de respeto y reconciliación, decidió asistir al adiós de Víctor Manuel de Saboya a pesar de la histórica rivalidad que existía entre el rey emérito Juan Carlos y el príncipe italiano.
Según la revista "Lecturas", a pesar de las diferencias, la reina Sofía demostró una gran disposición a honrar la memoria de quien fue considerado uno de los enemigos del rey emérito Juan Carlos.
La reina Sofía, en un gesto de respeto y reconciliación, decidió asistir al adiós de Víctor Manuel de Saboya.
El príncipe de Nápoles, quien partió en Ginebra a los 86 años, fue recordado en la catedral de Turín en un emotivo servicio religioso que atrajo a numerosos seres queridos y personalidades. Entre las figuras reales presentes, la presencia de la doña Sofía destaca por su significado simbólico.
Recordemos que el rey emérito Juan Carlos era primo de Víctor Manuel de Saboya, pero su vínculo siempre estuvo marcado por muchas tensiones y críticas públicas. A pesar de haber compartido juntos el exilio en Portugal, el lazo entre ambos se deterioró con el tiempo, alejando a las dos familias reales. Sin embargo, la reina Sofía optó por reparar el vínculo.
Las repercusiones
Sin embargo, la partida del príncipe de Nápoles parece haber sido una oportunidad para la reconciliación. La reina Sofía, con su presencia, dejó en claro su deseo de superar las diferencias y rendir homenaje a aquel que fue considerado su enemigo durante años. Este gesto de doña Sofía ha generado sorpresa y admiración tanto en España como en Italia. La prensa internacional se ha hecho eco de su presencia en el funeral, resaltando la importancia de este acto de reconciliación en la historia de ambas familias reales.
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