Según un artículo publicado recientemente en el diario "El País", los sellos postales españoles más caros de la historia han alcanzado cifras astronómicas en subastas internacionales. Estos sellos, convertidos en verdaderas joyas coleccionables, han despertado el interés y la codicia de filatelistas y coleccionistas de todo el mundo.
Uno de los ejemplos más destacados es el sello conocido como Inverted Jenny, emitido en 1918 en Estados Unidos, pero que ha alcanzado un precio récord en la subasta de una colección española personal. Este ejemplar, con un valor facial de 24 céntimos, alcanzó la espectacular cifra de 1,4 millones de euros. Esta venta ha puesto de manifiesto el cariño y el interés que despiertan estos sellos postales entre los coleccionistas más exigentes.
Uno de los ejemplos más destacados es el sello conocido como Inverted Jenny, emitido en 1918 en Estados Unidos.
Otro sello español que ha obtenido un alto precio en subastas internacionales es el "apilla Sixtina, emitido en 2006 con motivo de la visita del Papa Benedicto XVI a Valencia. Con una tirada limitada de tan solo 500.000 ejemplares y un valor facial de 0,68 céntimos, ha llegado a alcanzar los 10.000 euros en el mercado de la filatelia.
El fanatismo por estos sellos postales españoles también se ha extendido a otros ejemplares de gran valor histórico y cultural. Por ejemplo, el sello Isabel II de España de 1850, con un valor facial de seis cuartos, ha sido vendido por una cifra cercana a los 50.000 euros.
¿Por qué valen tanto?
La popularidad y la demanda de estos sellos postales españoles más caros demuestran la importancia de preservar y valorar el patrimonio filatélico de nuestro país. Además, constituyen una inversión interesante para aquellos coleccionistas que buscan piezas únicas e irrepetibles.
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