Estos tiempos complejos de padecimientos y la situación salud mundial ha hecho más conscientes de la importancia de la limpieza, pero al usar lejía para desinfectar, a menudo cometemos errores. Aquí te contamos cuatro de los más comunes y cómo evitarlos para que tu limpieza sea efectiva y segura.
Ten en cuenta que la lejía es un producto que se utiliza para muchos fines, como la limpieza de las suciedades en todo el hogar, teniendo variedad de utilidades que también pueden ser eliminar el mal olor o desinfectar varias zonas ante las bacterias.
El primer error habitual tiene que ver con la mezcla con el agua caliente. Y es que, cuando diluyes la lejía, asegúrate de hacerlo en agua fría, ya que si lo mezclas con agua caliente, el cloro se evapora y pierde su poder desinfectante. Es mejor preparar la solución diaria en agua fría para garantizar que funcione correctamente.
Otro común error en el uso para la limpieza es olvidar que nuestra lejía tiene fecha de caducidad, por eso es ideal no utlizar un producto vencido para la limpieza. La manera más efectiva de darte cuenta de su vencimiento es si su olor no es fuerte como lo era al principio.
Evita los rociadores.
Además de todo esto, es recomendable evitar la mezcla de este producto del limpieza con otros del mismo rubro, dado que son mezclas químicas y pueden ser peligrosos para nuestros seres queridos y hasta dañarán nuestro hogar o superficies que no queremos que sean tocadas.
Más errores
Si quieres diluirla, es preferible hacerlo en un 50% de agua y un 50% del líquido, para así limpiar mejor y recuerda hacerlo en agua fría, no uses el agua caliente.
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