Durante la turbulenta época del conflicto civil de nuestro país, el Gobierno de la II República se enfrentó a una severa escasez monetaria, faltando algún que otro billete y monedas. En respuesta a esta crisis, en 1937 se puso en circulación un billete de 5 pesetas, una pieza que hoy es considerada un tesoro numismático por coleccionistas de todo el mundo.
En medio de esta tensa situación social, el Banco de España, en conjunto con la Comisión de Hacienda del Gobierno Nacional, tomó una medida drástica: anunció que no reconocerían los billetes emitidos por el Gobierno de la República después del 18 de julio de 1936. El billete que haya sido emitido anteriormente también debía ser estampillado.
Debido a la escasez de monedas metálicas, el Banco de España comenzó a emitir billetes de menor denominación, inferiores a 25 pesetas, que no eran convertibles en moneda metálica. Estas "monedas de papel" surgieron como una solución temporal hasta que la situación económica y política se estabilizara.
Este es uno de los billetes más valorado del mercado numismático.
La singularidad y la historia detrás del billete de 5 pesetas, junto con su limitada cantidad, han hecho que su valor en el mercado del coleccionismo se incremente considerablemente. Según el portal El Muro del Coleccionista, los billetes emitidos durante este periodo son altamente apreciados debido a su rareza y a las circunstancias excepcionales de su emisión.
Valor
En el ámbito de las subastas numismáticas, un billete de estos ha alcanzado cifras impresionantes. Los coleccionistas han llegado a pagar entre 15.000 y 20.000 euros por ejemplares bien conservados, reflejando tanto su valor histórico como su atractivo para los entusiastas de la numismática.
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