Las monedas de 5 céntimos, frecuentemente referidas como "monedas de cobre", son usualmente las más olvidadas en el uso diario. Sin embargo, en un giro inesperado, estas pequeñas monedas han comenzado a captar la atención de los coleccionistas, especialmente en medio de conversaciones sobre su posible desmonetización.
En el mundo de la numismática, estas monedas han ganado valor debido a su rareza y a errores de acuñación. Un ejemplo notable es la moneda de 5 céntimos de Francia del año 1999. Un diminuto error en su diseño, sumado a su retirada de circulación, ha hecho que esta moneda sea extremadamente buscada.
Esta demanda acrecentó su valor, llegando a valer hasta 850 euros en el mercado de coleccionistas. Asimismo, la moneda de 5 céntimos de Grecia emitida en 2002 se ha convertido en otra pieza muy valorada. Su escasez y singularidad la han hecho alcanzar precios de hasta 470 euros.
Estas cifras pueden parecer sorprendentes para monedas que, en su tiempo, no eran más que sencillo cambio, pero su valor ha aumentado considerablemente debido a su rareza y los errores en su fabricación. En el ámbito del coleccionismo, son dos de las monedas de céntimos más valoradas.
Hasta 800 euros podrían pagar los coleccionistas por una de estas monedas.
Más que simples errores
La numismática, el arte de coleccionar y estudiar monedas, encuentra en estas piezas más que simples errores. Cada moneda con un defecto o una historia peculiar se convierte en un objeto único y de gran valor, atrayendo a coleccionistas que están dispuestos a pagar precios elevados por estos tesoros inadvertidos.
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