Mantener las almohadas limpias es esencial para garantizar un descanso tranquilo y saludable. A menudo subestimamos la importancia de su higiene, pero las almohadas pueden acumular una considerable cantidad de ácaros de polvo, restos de piel y otras partículas.
De hecho, si no se lavan regularmente, se estima que hasta el 10% de su peso puede estar compuesto por estos elementos no deseados. Por ello, es fundamental incorporar la limpieza de almohadas en nuestras rutinas de higiene. Para aquellas almohadas que presentan manchas de sangre, un método efectivo es el uso de agua oxigenada de 20 volúmenes.
Aplicar este producto sobre la mancha permite que actúe y facilite su eliminación. Mientras tanto, calienta agua en un recipiente y añade media taza de percarbonato y media taza de jabón. Sumerge la misma en la bañera con esta mezcla de agua caliente y déjala reposar durante al menos una hora. Luego, frota la almohada para remover las manchas y deja que se seque completamente.
Distintas alternativas prácticas para la limpieza de tus almohadas.
Otro problema común es el color amarillento que las almohadas adquieren con el uso diario. Para abordar esto, calienta agua en un recipiente y, una vez que hierva, agrega el jugo de un limón exprimido. Sumerge las almohadas en esta solución, asegurándote de que queden completamente cubiertas, y déjalas reposar durante dos horas. Posteriormente, lávalas con detergente para eliminar cualquier residuo y revitalizar su color.
Otra alternativa
Un tercer método altamente efectivo para limpiar almohadas implica el uso de bicarbonato de sodio y vinagre blanco. Mezcla media taza de bicarbonato de sodio con media taza de vinagre blanco y aplica esta combinación sobre las almohadas.
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