Un excelente ejemplo de esta tendencia al reciclaje es la transformación de frascos de vidrio en encantadores recipientes decorativos, ideal para aquellos frascos que usualmente ocupan un espacio innecesario en nuestras cocinas.
El primer paso en esta manualidad consiste en preparar los frascos de vidrio. Para ello, es necesario aplicar una capa de pintura base, utilizando una esponja para lograr un acabado uniforme y delicado. Es recomendable dejar una parte del frasco sin pintar, lo que permite apreciar su contenido, haciendo de este objeto algo no solo estético sino también funcional.
En este caso particular, el diseño está pensado para almacenar galletitas, con una ventana en forma de corazón que añade un toque realmente encantador. Una vez aplicada la pintura base y dejado secar, se procede a la decoración del frasco. Alrededor del borde del corazón, se dibujan pétalos hasta formar flores completas.
En todos los frascos de vidrio que utilices para este proyecto, este diseño se repite hasta rodear todo el corazón, añadiendo posteriormente detalles como hojas y el centro de cada flor utilizando una variedad de colores. Esta técnica no solo personaliza el frasco, sino que también le da vida y alegría, convirtiéndolo en un objeto decorativo único.
Se trata de una manualidad simple de lograr.
La tapa: un detalle importante
La creatividad no se detiene en el cuerpo de los frascos de vidrio. La tapa, que también ha sido pintada con una capa base, recibe un diseño que complementa al del frasco. En este caso, se ha optado por repetir el motivo del corazón, pintándolo de un color rosado vibrante que resalta y armoniza con el resto del diseño. Esta coherencia en el diseño asegura que el frasco, una vez terminado, luzca como una pieza completa y armoniosa.
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