El horno, uno de los aparatos más utilizados en la cocina, puede beneficiarse enormemente de un enfoque natural para su mantenimiento. Si buscas una forma efectiva y amigable con el medio ambiente para mantenerlo en óptimas condiciones, el bicarbonato de sodio es tu mejor aliado.
Para empezar con la limpieza del horno, mezcla media taza de bicarbonato de sodio con suficiente agua en un bol pequeño hasta formar una pasta espesa. La consistencia debe ser lo suficientemente densa para que se adhiera bien a las superficies interiores del horno.
Con una espátula o una esponja, aplica esta pasta en las paredes del horno, asegurándote de evitar las áreas alrededor de las resistencias eléctricas y los componentes electrónicos para no dañarlos. Una vez que has cubierto todas las superficies interiores, deja que la pasta haga su trabajo.
Es ideal dejarla reposar durante al menos 12 horas, aunque si puedes, déjala toda la noche. Este tiempo permitirá que el bicarbonato actúe eficazmente sobre las manchas y la grasa acumulada. No olvides ventilar bien el área durante el proceso para evitar la acumulación de vapores.
Se trata de un efectivo método casero que refuerza la limpieza de tu cocina.
Limpieza intermitente
Para mantener el horno en perfecto estado, realiza esta limpieza profunda cada dos o tres meses, dependiendo del uso que le des. Antes de comenzar, siempre revisa los componentes del horno y consulta el manual del fabricante si tienes dudas sobre cómo abordar ciertas áreas. Así, no solo estarás asegurando un rendimiento óptimo, sino también prolongando la vida útil de tu horno de manera natural y segura.
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