En un giro inesperado, el rey Felipe VI se enfrenta a un desafío singular vinculado con una valiosa herencia recibida en 2009 y que repercute a la familia real.
Según la revista “Pronto” se trata de un icónico palacete en Menorca, de más de 555 metros cuadrados, legado por el empresario Juan Ignacio Balada. Este legado que rey Felipe VI recibió de la Corona, valorado en más de 10 millones de euros, ha permanecido deshabitado desde la partida del donante, aunque ha sido mantenido en condiciones óptimas por una empresa especializada.
Se trata de un icónico palacete en Menorca, de más de 555 metros cuadrados.
La Casa Real ha decidido que esta propiedad será exclusiva para los herederos, es decir, los ocho nietos del rey emérito, don Juan Carlos. Entre ellos, la Infanta Sofía, quien cumple 18 años en menos de un año, jugará un papel crucial en la toma de decisiones sobre el futuro del inmueble. El rey Felipe VI ha indicado que, tras el cumpleaños de la infanta, se debatirá el destino del palacete.
Según el medio citado existen opciones en la mesa, como la posibilidad de que la Infanta Sofía y su hermana, la Princesa Leonor, renuncien a su parte en favor de la Fundación, que había intentado adquirir la propiedad anteriormente. En 2021, el Ayuntamiento de Ciutadella propuso transformar el palacete en un centro para personas mayores, pero la idea fue desestimada.
El futuro que se aproxima
Así, el rey Felipe VI y su familia se preparan para una potencial disputa entre los jóvenes royals, quienes deberán acordar un consenso sobre si conservar, vender o reconvertir este singular patrimonio arquitectónico en el futuro cercano.
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