Entre las joyas de la numismática, las monedas acuñadas entre 1850 y 1868 durante el reinado de la reina Isabel II destacan por su valor histórico y su composición de oro. Estos ejemplares, producidos en las cecas de Madrid, Sevilla y Barcelona, son altamente codiciados por coleccionistas de todo el mundo.
Un ejemplo notable de estas piezas son las monedas de 100 reales madrileños fabricadas en 1864, aunque su producción comenzó en 1850. Estas monedas presentan en su anverso la leyenda "La reina de las Españas", junto con el escudo y la denominación de 100 reales y son muy valoradas en el mercado numismático.
En el reverso, se puede ver el busto de la reina Isabel II, capturando un retrato icónico de la monarca. Cada una de estas monedas tiene un peso de 8,50 gramos de oro, y su valor en el mundo del coleccionismo está determinado en gran medida por la cotización del oro.
Las piezas que se encuentran en mejor estado de conservación y mantienen su peso original pueden alcanzar valores que oscilan entre los 400 y 500 euros, según lo detallado por los coleccionistas expertos. Estos ejemplares no solo son apreciados por su valor material, sino también por el contexto histórico que representan.
Ofrecen hasta 500 euros por cualquiera de estas monedas.
Ventana a la historia
Durante el reinado de Isabel II, España atravesó numerosos cambios políticos y sociales, y estas monedas son un testimonio tangible de esa era. La inscripción "La reina de las Españas" refleja la unificación del país bajo el reinado de Isabel II, mientras que la imagen de la reina simboliza su influencia y presencia durante un período crucial de la historia española.
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