Armar un rompecabezas puede significar un momento de calidad muy importante para revitalizar los vínculos familiares. Además de ser un buen momento, ameno y tranquilo, es un ejercicio que sirve para fortalecer la paciencia y un desafío que pone a prueba nuestra capacidad de concentración.
Por este motivo, hay ciertos aspectos a tener en cuenta a la hora de armar un rompecabezas. Lo primero es elegirlo de acuerdo a tu nivel de experiencia. Si recién buscas arrancar con esta actividad, os conviene elegir uno que tenga entre 300 y 500 piezas.
Además, es importante que tenga una imagen nítida y colores contrastantes. A medida que vayamos avanzando y disfrutando cada vez más la actividad, podéis buscar un rompecabezas que tenga 1.000 piezas o más.
Lo importante
Una de las cuestiones fundamentales a la hora de armar un rompecabezas es el espacio de trabajo. Necesitamos una superficie plana y amplia, donde se pueden desplegar las piezas sin que las otras interfieran. A su vez, es importante clasificar las piezas. Es decir, separar los bordes primero y luego dividirlas por colores.
Separar los bordes primero y luego dividirlas por colores.
Otro método a implementar es armar el marco del rompecabezas. Esto es importante para la estructura inicial y para tener una guía del tamaño y la forma que tendrá el juego. Luego de completar este objetivo, es recomendable observar los detalles y centrarse en áreas pequeñas.
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