La menta es una hierba que se ha usado por los humanos desde tiempos remotos. Hasta nuestros días. La planta ofrece una larga lista de beneficios para la salud y tiene una gran variedad de aplicaciones en el día a día.
Es sencillo agregar la menta a las infusiones. Para ello se pueden utilizar tanto hojas secas como frescas. Las mismas tienen propiedades antivirales y antibacterianas, lo que la convierte en una opción natural para resfriados e infecciones menores.
De acuerdo a lo que indican los expertos, el cultivo de la menta puede ser complicado. Esta planta necesita un complejo equilibrio entre la cantidad de luz solar que recibe, agua y el sustrato que se necesita para su adecuado cuidado.
La menta también es sensible a los cambios de temperatura. Por este motivo, se requiere muchos cuidados. Sin embargo, una vez que hemos logrado asentarla en nuestro jardín, la hierba puede ser fácilmente cultivada. Incluso, puede llegar a ser invasiva.
La hierba puede ser fácilmente cultivada.
Una opción rápida
Si hacer germinar la especie se complica, la opción más fácil y rápida consiste en adquirir una planta ya crecida. De esta manera, su cultivo se facilita mucho y podréis aprovechar sus beneficios en tan solo unos meses.
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