Un debate hogareño suele ser la conservación del pan que no comeremos en el día. Muchos indican que es mejor congelarlo, pero los especialistas panaderos indican que la acción de colocarlo en el frigorífico le quita textura.
De acuerdo a una investigación publicada por la revista “European Journal of Clinical Nutition”, se concluyó que congelar el pan puede ser beneficioso para la salud. Para el estudio, usaron 10 participantes sanos, quienes almacenaron el alimento de maneras diferentes: fresco, congelado, descongelado, tostado y tostado después de congelación y descongelación.

Lo que se ha demostrado es que congelar el pan cambia su estructura debido a que el almidón que se usa para su preparación padece una retrogradación. Esto implica que que la respuesta glucémica del pan varía cuando se descongela.

Implica que que la respuesta glucémica del pan varía cuando se descongela.
Resultados
Entonces, el estudio reveló que el consumo del pan después de ser congelado y descongelado reduce de manera significativa el impacto en los niveles de azúcar en comparación con el pan recién horneado.
En añadidura, tostar el pan después de ser congelado también contribuye a esta respuesta glucémica. Esto provoca un pico de azúcar mucho más suave que el pan que ha sido recién comprado, ya que el cuerpo digiere más lentamente el pan que de esta manera.
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