Muchas son las personas que quieren hacer algo a favor del medio ambiente, específicamente contribuir al bienestar de los océanos y no saben por dónde comenzar.
Para todas esas personas os traemos algunas ideas que pueden poner en práctica para conectarse con el océano de una manera más especial y aprender a cuidarlo sin tener que ser un experto para ello.
El océano también es nuestro pulmón
Los gigantes azules cubren el 70% de la Tierra, nos alimentan, están llenos de vida marina y también son los pulmones del planeta, aunque esto pocas veces se tenga en cuenta.
Al menos el 50% del oxígeno que respitamos sale de los océanos y como si eso fuera poco también absorben el 30% del dióxido de carbono que generamos.
Cómo ayudar
Las islas de plástico cada vez son más grandes y esto parece tomarse más como una broma que como algo muy serio. El plástico que termina en el océano es el mismo que comen los peces por accidente, peces que muchas veces terminan en nuestro plato.
Por eso reducir los plásticos de un solo uso es una buena manera de preocuparnos por el medio ambiente y los océanos. Se pueden reemplazar los vasos de las cafeterías al llevar vasos térmicos, al igual que tener sorbetes reutilizables de metal, optar por productos que tengan el menor plástico posible y comprar algunas cosas a granel.
Economía circular
Es clave poder reutilizar y alargar la vida de los productos que consumimos y desechamos. La idea central es imitar a la naturaleza al ponerle valor a cada cosa que tenemos y hacemos. Reciclar en casa todo lo que podamos desde luego que ayuda muchísimo.
Alimentación consciente
Conocer el impacto que tiene la producción de los alimentos que llevamos a nuestra mesa y que introducimos en nuestro cuerpo es muy importante, tanto para el océano como para nosotros mismos. Esto se debe a que las producciones pueden afectar los recursos del agua, contaminando y tirando los desechos a los mares.