Recientemente la reina Isabel de Inglaterra ha anunciado que se tomará sus apariciones en público con más calma y que liberará un poco su agenda real y que el palacio de Buckingham así lo ha querido con el fin de cuidar a su monarca.
Mientras preparan todo para la misa en honor al Duque Felipe de Edimburgo que se llevaría a cabo el próximo 30 de marzo, la reina Isabel se aloja en el castillo de Windsor, en donde se quedaría indefinidamente hasta nuevo aviso.
El castillo de Windsor
El castillo de Windsor data del siglo XI y desde entonces ha sido testigo de celebraciones reales de ensueño como la del príncipe Harry y Meghan Markle, incluyendo la de la princesa Margarita con Anthony Armstrong-Jones y muchos otros festejos.
Si bien ahora es el hogar, una vez más, de la reina Isabel, el castillo de Windsor no siempre perteneció a su familia sino que antes fue habitado por otra casa real.
La historia de esta maravillosa edificación comienza 900 años atrás cuando el rey Guillermo I, el Conquistador, lo mandó a construir sin saber que tras su partida, el castillo de Windsor sería el hogar de 39 monarcas.
El castillo medieval ocupa más de cinco hectáreas, combinando el estilo victoriano con el georgiano y con tres murallas en una zona elevada para defenderse de cualquier tipo de invasión enemiga ya que en aquellos tiempos las embarcaciones vikingas estaban a la orden del día.
Asimismo, en el terreno de Windsor también se encuentra la Capilla de San Jorge en la cual han dado el sí muchas de las parejas reales como Harry y Meghan. ¡Qué maravilla!